17.5.10

20100517



Hay heridas que no se curan nunca. Simplemente, o afortunadamente casi mejor, aprendes a vivir con ellas. Al principio es una lucha a ver quién es más fuerte. Unas veces ganas tú, otras ellas. Y llega un día que llegáis a un pacto de no agresión. Y así, podéis convivir. La mayor parte del tiempo tú vives tu vida, tu espacio, sigues adelante, pasan días, meses, años... A ratitos ellas quieren recuperar su protagonismo y duelen. Mucho menos, pero duelen. Les dejas su momento también, es vuestro pacto. Han conseguido formar parte de ti, ser tuyas, profunda e íntimamente tuyas.

1 comentario:

forks dijo...

ya te digo :) todo vuelve porque nunca se fue